Si se dispone de una vitrocerámica, el brillo es uno de los aspectos que más se valora ya que dan muestra de limpieza y ofrece apariencia de nueva. Un brillo que se consigue con los productos específicos para ello, pero a lo que también contribuye un pequeño truco.
Así, tras la eliminación de la suciedad y de la grasa de la vitrocerámica y haber secado la superficie, se puede pasar un trapo con un poco de espray de mopa.