La piscina es uno de los elementos de una comunidad de vecinos que necesita un estricto mantenimiento para su correcto funcionamiento. En este sentido, un aspecto básico es la correcta utilización del cloro, encargado de oxidar los desechos orgánicos y convertiros en productos no tóxicos más simples, algunos de los cuales se evaporan.
Así, la cantidad de cloro correcta se sitúa entre uno y dos puntos, y el momento del día en el que este producto registra un aumento mayor es durante las mañanas, mientras que el más bajo es cuando hay sol y los bañistas están haciendo uso de la piscina. Para su correcto uso, el disificador con el que cuentan las piscinas deben estar lleno de pastillas y es necesario calcular a través de revisiones periódicas la velocidad con la que se consumen, mientras que el nivel de paso al agua debe controlarse a través de las llaves de paso.
En este sentido, el cloro incorpora un elemento para evitar que se evapore rápidamente como es el isocianuro, cuyos niveles normales deben estar entorno a 75. Si el nivel de este componente es bajo, el cloro dura de segundos a minitos en la piscina, pero si es superior, aparte de tóxico, el isocianuro bloquea el cloro con lo que deja de ser efectivo. Así, cuando es necesario disminuir la cantidad de este componente la manera de combatirlo es con cambios de agua. Es por ello que cada día se debe renovar un 5% de la capacidad de la piscina.