La limpieza de la vitrocerámica puede ser muy sencilla cuando su mantenimiento se hace diariamente y tras su uso. En este sentido, cabe recordar, sin embargo, que la vitrocerámica no debe estar caliente cuando se vaya a limpiar ya que se podría rayar con facilidad. Asimismo, cuando se limpie deberá utilizarse un producto apto para esa superficie o bien mojar con agua la superficie antes de utilizar la cuchilla, si es la herramienta que se ha escogido.
Así, para iniciar la limpieza es necesario extender sobre la superficie de la vitrocerámica un producto limpiador indicado para ello y dejarlo actuar unos minutos. En caso de que la superficie no esté muy sucia y las manchas sean recientes es posible que retirando el producto con una bayeta húmeda se eliminen. Sin embargo, si la suciedad es más intensa será conveniente utilizar un desengrasante o utilizar una cuchilla.
El último paso será pasar una servilleta o trapo seco para que la superficie quede brillante.